domingo, 23 de octubre de 2011

Memoria

El otro día me abordó una mujer mientras estaba en un parque, cerca de mi casa. Me llamó por mi nombre y me preguntó qué tal estaba. 
A estas alturas de mi vida, yo ya no disimulo y le dije abiertamente que no la recordaba, que no sabía quien era. 

Me dijo su nombre, y nada.

Me contó cosas de mi vida, de donde trabajamos juntos, que eramos amigos, que tomábamos algo por ahí de vez en cuando. Y nada.
Me dijo que había dormido en mi casa varias veces, cuando su novio la pegaba, que la había acompañado un par de veces a comisaría a denunciarle, que incluso fui una vez a un poblado a sacarla de allí. Y nada.

Estoy seguro que la conocí, que todo eso ocurrió, ¿cómo es posible que no recuerde nada?

Se despidió de mi con una sonrisa. "Siempre fui transparente para ti, pero no sabía que tanto".

Tengo cartas de gente que no se quien es, que pasaron en algún momento por mi vida y para los que fui suficientemente importante como para escribirme contando cosas personales. De vez en cuando hago el ejercicio de leerlas. Pero nunca les recuerdo. Ni recuerdo en que situación les conocí. 

Tengo muchísimas lagunas de ese tipo. No se si me da mas miedo que sea un problema físico (el desorden celular ese de las narices), psicológico y que ponga alguna barrera a mis relaciones con los demás, o que realmente pase de todo el mundo como siempre me han dicho.  

El caso es que hay cosas que recuerdo, y cosas que no. De mi infancia, de mi juventud y recientes. Una especie de memoria selectiva pero sin ningún criterio. Pero sobre todo me ocurre con la gente. Les olvido con demasiada facilidad. Personas que estoy seguro que en el momento me importaban y que luego borro, como si necesitara dejar espacio para más.

 No creo que sea bueno pasar por la vida así.




P.D. 23 de Octubre. Tu número favorito era el 7. Y hoy serían 77. De eso si me acuerdo.

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