sábado, 22 de octubre de 2011

Me quedé en la puerta

Sigo recordando. Sigo lamentando haberte perdido. Sigo sintiendo a veces los momentos mágicos en los que estabamos muy cerca, en los que me abrazabas y era primavera, en los que me perdía en tus ojos un segundo que me parecía un año, cuando finalmente tus labios venían a los mios y parabas mi mundo por completo. Y ahí creía estar yo en el paraiso.

Pero no era así, en realidad el paraiso estaba en la promesa de lo que vendría después, en que todo eso no acabara. Me quiero convencer que no he perdido el paraiso porque nunca lo he tenido. Lo he visto, lo he tenido muy cerca, al alcance de mi mano, mejor dicho al alcance de mis palabras, de mis actos. Pero no he llegado a estar en él.

Me mostraste donde estaba el cielo, y me hiciste una visita guiada. Y creí que ya había llegado, que ya lo tenía, era mio. Pero solo tenía un pase de visita, no una tarjeta permanente. Asistí a la mejor demostración posible de lo que podría ser un edén a medida, deambulé por la entrada y casí lo toqué. La puerta era enorme,la entrada acogedora. Pero no entré. No lo tuve, no lo perdí.

Me digo a mi mismo que debería haberme conformado con el infierno contigo, ese infierno calentito y atrevido del que nos hablan. Pero es mentira, donde tu estás no hay abismo, solo risas, solo flores, y ahí es donde querías llevarme y no me dejé.

Dicen que no se puede perder lo que nunca ha sido tuyo. Ni tú ni el paraíso fuisteis mios. Triste consuelo.

2 comentarios:

R dijo...

Shhhh! entiendo la nostalgia, pero un ser como tú, hecho de hilos de sensibilidad e inteligencia tendrá otros paraísos en los que vivirá, por fin, permanentemente.

Confía.

Un beso Cisco

R

Cisco dijo...

Buenos dias R

Aunque no lo parezca, es una entrada optimista, aunque como dices llena de nostalgia. Se puede llegar a la puerta del cielo y ahora se que con eso no basta, hay que entrar.

Gracias y un beso.
Cisco.