Ayer alguien me dijo que tendría que encontrar el punto
medio en mi vida. En mi actitud ante la vida, más bien.
“Has pasado de estar follando en un coche en el garaje del
Titanic a alinear las sillas en cubierta mientras el barco se hunde”.
En resumen, he pasado de la improvisación y despreocupación
absoluta y el dios proveerá a intentar ser demasiado planificado, demasiado
ordenado, pero sin sentido. En dos días y lo que es peor, sin saber a dónde ir, sin tener los
principios míos propios arraigados.
Que necesito un cambio es evidente, pero lo que no me había
planteado es que tengo que parar, que pensar donde, como y con quien quiero ir.
Tengo que mirar en mis sueños más realistas y plantearme como quiero verme en
un futuro cercano, y una vez que lo sepa tengo que plantearme cómo quiero
llegar, y quien quiero que esté en ese destino final.
Suena fácil, pero esto no es solo en un aspecto de mi vida,
sino en todos. No es un proyecto, es un programa donde hay muchos proyectos con
tareas entrelazadas, con riesgos e impactos comunes, e incluso con tareas que
se pueden antojar incompatibles de un proyecto con otro. Y eso requiere tiempo
y esfuerzo antes de empezar. Sé que es una inversión, pero ¿quién tiene ese
tiempo?, ¿quién puede pararlo todo para arrancar de cero luego?
Da vértigo pensar que echo el freno. Pero a la vez ilusiona,
al menos tengo la ilusoria sensación de que decido algo. En lo personal, con mi
hijo, con mi familia, con mis amigos, con mis conocidos, con mis hobbies y mis
aspiraciones de diversión. En lo laboral, en la relación con mis compañeros,
con los colaboradores de mis relaciones laborales, con mis jefes, con mis
subordinados, en mis aspiraciones profesionales, en el trabajo que quiero
hacer, en la vida que quiero llevar tanto en lo personal como en lo
profesional.
Es muy complicado, pero voy a analizar todo eso, voy a
fijarme un objetivo vital, voy a escribir unos valores, una constitución de
vida de donde partir, y voy a fijarme unas tareas a corto plazo, otras a medio y
otras a largo plazo para al final, si todo fuera como tiene que ir, conseguir
ese sueño realista que quiero que sea mi vida futura.
O no, a lo mejor me voy a tomar una cerveza.
3 comentarios:
Te entiendo.
Y luego te tomas la cerveza. Invito yo.
Bravo. Leerte de nueno. Por fin.
Muy contenta. Aunq haya tanto quehacer aún.
Si me dejas, te acompaño.
Besos,
R
Gracias por leerme majestad. Es un camino que tengo que hacer. Creo en él. Y con amigos al lado siempre es más fácil. Pero tengo que cambiar mucho de mi para que sirva de algo. Tengo que confiar en mi lo primero.
Digo lo de siempre,impresiona tanta sensibilidad.
A sus piés
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