Ayer vi un anuncio de una cadena de televisión en la que
decían algo así como “equivocarse no es un crimen”.
Y puede que sea cierto, pero a veces sus consecuencias son
tan devastadoras como si lo fuera. Eso sí, si es un error somos indulgentes.
Si lo dejamos ahí en esa frase, estaremos todos de acuerdo,
pero si profundizamos un poco más yo dejo de estar tan seguro de ello. ¿Dónde ponemos
el límite? Porque equivocarse en una decisión puede venir por muchas causas. Podemos
tomar decisiones por comodidad, tomando riesgos, por debilidad, por ambición, por
amor, por egoísmo… Y si la cosa sale mal, ¿nos basta con decir que ha sido un
error? ¿Y nos vamos tan contentos? ¿O es que no somos responsables de haber
tomado decisiones en base a nuestras propias conveniencias, o comodidades?
Quizá si nos responsabilizáramos de las consecuencias de
nuestros errores, cometeríamos menos en el futuro.
O quizá, como me pasa a mí, solo conseguiríamos no dormir
bien ninguna noche más el resto de nuestras vidas.
2 comentarios:
Lo segundo. Mi experiencia es idéntica a la tuya.
Aún no sé dejar d preocuparme por si me equivoco ni dejar d maldecir x el error.
Y lo q nos queda…
Besos,
R
Valiente que eres un valiente, nunca has pensado en escribir un libro?
Me pones los piel de gallina.
Animo.
Publicar un comentario