martes, 1 de noviembre de 2011

Princesa

Ibas para princesa. Así te llamaba Yago, ¿recuerdas?. Eras su princesa búlgara, hace tres años cuando jugabas con él. Para un niño de ocho, una niña de doce como tú, tan rubia, con esos ojazos azules y esa sonrisa...

Te vi hace dos sábados, en un banco cualquiera cerca de casa. Litronas semivacías a tu alrededor y acompañada de gentuza que te duplicaba sobrádamente la edad. De todo el cuadro lo peor era tu mirada. Me mirabas pero no me veías o quizá me veías pero no me mirabas, no lo se. Y los colores, tu piel ya no era blanca sino mortecina, tus ojos no eran azul cielo sino del color del hielo y tu pelo no era rubio sino descolorido. 

Se me cayó el alma al suelo, junto a mis pies, y ahí se quedó. No creo que pueda olvidar esa foto jamás. No quiero olvidarla.

La semana pasada se completó el cuadro, supe que esa misma mañana que te vi, le habías dado una paliza a tu madre con una barra de hierro. Policía, servicios sociales, fiscalía y te encierran en un centro de desintoxicación y terapia.

Supe que tu vida había ido cuesta abajo desde los doce. Demasiada calle, malas compañías, drogas y ahora ya estabas perdida. Ultimamente habías perdido ya el control, para conseguir lo tuyo y lo de tus "amigos" robabas y prestabas tu cuerpo a todo aquel que tenía algo que dar. Espero que tu alma siguiera siendo toda tuya. Y acabas de cumplir quince años.

Ahora te encuentras recluida en una especie de cárcel. A tu madre no la dejan verte hasta dentro, al menos, de dos meses. Y tú estarás un año allí. No se rezar, pero sin mucha esperanza, pido a quien corresponda que seas capaz de ver la oportunidad que te están dando. No solo que salgas limpia de ahí, eso lo doy por seguro, sino que encuentres otras cosas que te enganchen cuando estés fuera, que no vuelvas a lo mismo. Que olvides lo único que has conocido durante tu niñez. Y la empieces a vivir de otra forma.

No se si te volveré a ver, aunque no quiera olvidar, espero que la última imagen que tenga de ti vuelva a ser la de la niña rubia de sonrisa arrebatadora y feliz. Y con toda la vida por delante.

Mucha suerte princesa, depende de ti.







(Soy un egoísta, cuando recibo una mala noticia, me apeno muchísimo por la persona...durante unos minutos. Y luego empiezo a pensar en mi, como me afecta o me afectaría. Y pienso en mi hijo, que empieza a entrar en esa edad, y no se como podría evitarlo. Quiero creer que no es una lotería, que no puede ser, que algo se puede hacer. Amor. Miedo, pánico, pavor)

1 comentario:

R dijo...

Me uno a rus deseos...hay tantos casos así, desgraciadamente...
No creo q sea egoísmo ese segundo pensamiento. Todo padre que ame a su prole la tiene. A mi m pasa..

Espero q tengamos suerte...Espero que nuestra siembra sirva...

Espero q los jóvenes de esta generación encuentren un motivo sólido, solvente y enriquecedor para crecer como personas plenas...

Un abrazo, Cisco

R